Será difícil olvidar lo que sucedió el 29 de octubre de 2024, el día en el que la lluvia volvió a herir al pueblo valenciano. Las predicciones meteorológicas anunciaban precipitaciones de más de 180 litros por metro cuadrado y advertían de riesgo extremo para las personas. En algunas localidades las lluvias fueron todavía más intensas, lo que provocó que el río Magro y el barranco del Poyo se desbordaran. El agua corrió descontrolada por las calles de cientos de municipios, anegó viviendas y plantas bajas, derribó puentes, colapsó carreteras y arrasó campos. 229 personas perdieron su vida como consecuencia del aciago temporal. Otras muchas resultaron afectadas y a día de hoy recuerdan con dolor lo que sucedió y tratan de superar la gran tragedia. La reconstrucción de casas, calles e instalaciones queda todavía lejana. Los municipios tardarán en recuperar su apariencia, en disimular las heridas. Las historias cruzadas de quienes vivieron aquel suceso construyen un relato aproximado de lo que ocurrió aquel día en que la historia de los valencianos cambió para siempre. Los que perdieron a un ser querido, los que se salvaron, los que auxiliarion a un vecino, los que acudieron a reconstruir los territorios devastados... Todos reconstruyen una catástrofe de dimensiones difíciles de vaticinar y cuya gestión se ha demostrado insuficiente.